domingo, 22 de abril de 2012

Con organización ¡Vamos por otroTrabajo Social!




El día 19 de abril sesionó la última Junta de Carrera de Trabajo Social. Como ya sabíamos, desde la gestión de la carrera se impulsaba la votación de la propuesta de plan elaborada por el equipo técnico, como se votan usualmente declaraciones, proyectos menores. Ante este intento de votación, luego de haber negado nuestros argumentos para continuar el tratamiento y trabajo sobre el plan, estudiantes, docentes y graduadxs decidimos interrumpir la sesión. Pero lo más grave sucedió a continuación, cuando lxs consejerxs de diferentes claustros de la Agrupación Lucía Cullen simularon que la junta continuaba en los pasillos de la facultad… pero sólo conformada por ellxs, actuando una votación “entre amigxs”. ¿Qué significa este escenario? ¿qué nos dice sobre nuestra carrera? Y sobre todo ¿qué nos dice sobre cómo seguir dando la disputa por una formación transformadora?


Que la tortilla se vuelva…

Hoy nos encontramos a 12 años del inicio de la reforma curricular de nuestra carrera. En estos 12 años ha trascurrido un proceso que, como dijimos hasta el cansancio, se ha visto marcado por destacadas irregularidades: profesionales elegidos arbitrariamente por la gestión de la carrera para conformar un equipo técnico; ausencia de materiales y sistematizaciones que den cuenta del balance del trabajo este equipo; falta de funcionamiento de la Comisión de Seguimiento Curricular de la Junta de Carrera (que es el espacio encargado por reglamento del tratamiento de temas como la reforma); entre tantos otros puntos que podríamos mencionar. Es cierto que después de 12 años nos cansa incluso a nosotrxs vernos obligadxs a insumir valioso tiempo de debate en reconstruir el proceso por el cual hoy arribamos a una forzada conclusión de la reforma. Pero también es cierto que en estos 12 años no nos hemos cansado de dar el debate, de construir espacios colectivos de intercambio, de y realizar propuestas concretas para la reforma (al punto de tener confeccionado un plan de estudios alternativo que hemos difundido desde principios de este año).Desde el comienzo del proceso hemos impulsado y participado de forma continua de espacios abiertos interclaustros donde pudiéramos encontrarnos a intercambiar, discutir y elaborar. Tantos años han pasado que a través de charlas, jornadas, debates en cursos, producción de materiales hemos construido una perspectiva sobre qué perfil profesional queremos, discutiendo y socializando con lxs compañerxs el carácter político de nuestra formación y del debate sobre el plan de estudios. Hemos logrado poner en cuestión numerosos nudos problemáticos del plan: la fragmentación de la intervención (y la mirada sobre la realidad) en “caso- grupo- comunidad”; la escisión entre teoría y práctica; el formalismo metodológico y su carácter marcadamente instrumental; el eclecticismo teórico y la débil formación en teoría social; entre otros. Asimismo, hemos señalado aspectos regresivos de nuestra formación que hoy se han traducido en modificaciones en el plan: la falta de Economía Política e Historia; la necesidad de darle una mayor integralidad a las prácticas pre- profesionales; la limitación de los talleres para erigirse en espacios de síntesis e integración entre teoría y práctica. Claro que no se ha dado lugar desde la gestión de la carrera en poder debatir sobre qué historia queremos, qué economía, qué proyectos de práctica, pese a que incluso tenemos pensados contenidos mínimos para esas materias. No obstante, sabemos que la presencia de estas –pocas- innovaciones en la currícula no salen de la galera, sino de los procesos de apertura del debate teórico- político y del trabajo común. El Viejo Topo- CAUCE, así como otras organizaciones y muchxs estudiantes, graduadxs y docentes independientes, hemos sido fundamentales a la hora de apostar de forma genuina a una democratización de este proceso, aportando debates de calidad. Negar ello sería faltar a la verdad, hasta las producciones escritas de cada cual puedan dar cuenta de esta afirmación.Pero hay un elemento más. Un eje fundamental de la intervención de los diferentes espacios abiertos que estudiantes, docentes y graduadxs hemos creado ha sido la democratización del proceso de reforma, esto es, no sólo el debate sobre los contenidos del plan sino sobre la forma en que éste se llevara adelante. Estamos convencidxs de que un proceso semejante implica un debate serio sobre qué profesionales queremos ser y esta pregunta es esencialmente política. Democratizar el acceso a esta pregunta es vital para poner en cuestión el hecho de que, allí donde existen “distintas ideas”, existe en verdad una disputa de ideas, y que es preciso encararla para hacer crecer nuestra profesión. Democratizar las posibilidades de ir respondiéndonos a esta pregunta, de compartir con otrxs este interrogante, significa no sólo asumir un compromiso (que necesitamos asumir) sino que es una oportunidad de aprendizaje que en la Universidad no podemos permitir que nos sea vedada. Queremos un proceso democrático de reforma porque queremos aprender de nuestra formación, des- aprendiendo lo que consideramos ya natural. No es una propuesta inocente, lo sabemos. Es claramente parte de un proyecto político de transformación: de transformar las relaciones por las cuales producimos conocimiento, apuntando a un saber crítico de sí y de la vida social. Y es, no por casualidad, bastante distinto a lo que pasa en la facu, en las aulas, en las juntas de carrera, donde no todxs somos reconocidxs como iguales para debatir, ni para decidir, ni tampoco como interlocutores válidxs para enriquecer discusiones. Sí, todo esto ha sido la reforma de un plan.


Teatro Antidisturbios

El jueves 19 de abril sesionó la junta de carrera en donde lxs consejeros de La Cullen pretendían votar una propuesta de plan “inconclusa”, ya que presentaba puntos pendientes en debate sobre los contenidos. Como veníamos señalando, ponemos en cuestión, en principio, la propuesta de votar un plan al que aún le faltaban aportes de la comunidad académica de la carrera (se ve que tan importantes no le resultaban a lxs responsables del proceso…) y además, el hecho de que esto significaría asumir que quienes tienen la potestad de decidir son sólo aquellxs elegidxs para representarnos, mas no lxs estudiantes, docentes y graduadxs de forma directa. Cabe destacar, además, que incluso por reglamento el plan no debía ser votado en esta junta, ya que debe pasar antes por la Comisión de Seguimiento Curricular de la Junta, cuyo funcionamiento es altamente irregular (y si no, preguntá por algún acta donde figure cuándo fue la última, siendo que debe realizarse cada 15 días como máximo).Interpusimos los argumentos políticos sobre por qué esa decisión no debería ser tomada allí, proponiendo la realización de una Comisión de Enseñanza para debatir la propuesta y socializar otras propuestas existentes (como el plan elaborado por El Viejo Topo). Sin embargo, lxs consejerxs de La Cullen dieron la negativa a la Comisión de Enseñanza y coartaron el debate proponiendo la votación inmediata del plan (de más está decir que esto se dio en medio de provocaciones y chicanas, a las que nos tienen tristemente acostumbradxs).Impidiendo el debate, haciendo uso de la mayoría para hacer caso omiso al mismo –incluso haciendo gala de esta “atribución”- nos preguntamos acerca del carácter democrático de la Junta de Carrera y además, de la pretendida voluntad de la gestión de encarar un proceso “participativo” cuando de forma continua se inhibe y se desestiman posiciones diferentes a las suyas. Todo esto se evidencia en lo sucedido posteriormente cuando votaron solxs lxs consejerxs de La Cullen ¡su propia propuesta de plan! ¿Eso es una junta de carrera? ¿esa es la institucionalidad que defienden? Claramente los hechos expresan que no existe algo así como una “institucionalidad” externa que pre- exista a los sujetos: algunxs luchamos por transformarla para socializar el poder que circula por ella; y otrxs defienden la separación entre “representantes” y “representados”, sin avanzar en formas de construcción democráticas que posicionen a esos “representados” como verdaderos protagonistas (como si otra una sola vez al año fuera suficiente para que todas sus decisiones estén legitimadas, por ejemplo, reformar el plan en un pasillo). Con esta votación no sólo ilegítima sino además ilegal, haciendo desaparecer posteriormente el libro de actas, sin dar explicaciones, finalizó una sesión que quedará para el recuerdo. Esto muestra lo ilegítimo del proceso pero también del plan que se pretende poner en funcionamiento. Sabemos que las autoridades tienen el poder institucional para que ese proyecto vaya ascendiendo escalones, pero también sabemos que hemos podido instalar que el mismo así como no es legítimo, no marca ningún cierre al debate: seguiremos disputando, con toda esta organización y aprendizajes que supimos construir, una formación crítica y de calidad, con las tantas propuestas que podemos poner en pie. 

Este asunto esta ahora y para siempre en tus manos

Como decíamos, nos queda un largo camino por recorrer, por dos grandes razones. La primera: no todo está dicho en este proceso de reforma, aún tenemos muchos recursos a nuestro favor, y toda nuestra fuerza para contarle a todxs nuestrxs compañerxs que esto está pasando en nuestra carrera, aprovechar para compartir debates con ellxs, con nuestrxs docentes, y dar una lucha por nuestra educación. Pero, además, acá lejos de cerrarse un proceso está empezando otro importantísimo: queremos ser protagonistas de cómo este plan vaya a llevarse adelante (queremos cátedras paralelas, que haya los cargos docentes para que las cátedras funcionen bien, proponer nuevas materias optativas, etc.). Y también, como venimos haciendo, queremos seguir ensayando experiencias colectivas de aprendizaje para seguir construyendo conocimiento crítico: experiencias de producción con organizaciones sociales; cátedras libres que aborden los temas que necesitamos para pensar e intervenir sobre la realidad; estas son sólo algunas de las propuestas que tenemos.Por esto: Movilicemos a la Comisión de Enseñanza del Consejo Directivo a denunciar esta Junta para que el debate vuelva a la carrera. Impulsemos jornadas de debate en los cursos. Participemos de la asamblea del CECSo para seguir decidiendo entre todxs qué proceso de reforma queremos.


Hagamos crecer este conflicto llevando el debate a cada curso, a cada compañerx.Transformemos la crítica en práctica y construyamos un Trabajo Social Contrahegemónico.


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